miércoles, 15 de junio de 2011

María Estela no tiene recuerdos

María Estela no tiene recuerdos. Anda como levitando en una transparencia de horas muertas y esquinas. María Estela bebe lentamente el jugo de naranja todas las mañanas y mira cómo crece, lentamente también, el calor del día que le acaricia la piel debajo de la falda. María Estela enciende el automóvil y avanza hacia donde avanzan todos los seres humanos indirectamente. Se detiene. María Estela mira correr a las hormigas hacia el centro de la tierra y hacia afuera, y hacia adentro, recogiendo aquí y allá pequeñas migajas de colores verde, azul y rojo y amarillo. María Estela sigue caminando, que más preciso es decir que camina a decir que vuelve a coger el automóvil para ir un poco más allá, a mirar a través de una ventana. María Estela percibe el olor del té que se prepara en el nivel de la calle y piensa, por decir algo, en la taza llena de líquido rojo y la mano que no la sostiene ahora. María Estela vuelve como cada noche a su lecho, donde antes de dormir imagina un sueño. María Estela no tiene recuerdos. María Estela tiene que obligarse a imaginar, cada noche, que el sueño que imagina sucedió, o puede suceder todavía.

lunes, 13 de junio de 2011

Salir a cortarme el pelo

El tiempo no pasa, parece quedarse colgado. Primera parte de la espera, segunda parte de la espera. Recuerdo sus palabras, quería estar segura de no dejar pasar la oportunidad de saber, quizá incluso de decir algo. Ahora lo dudo, pero fue dulce, y amargo, y transparente. Cómo no iba a recordarlo si cada vez que salgo de la cama encuentro un par de pantuflas verdes. Creo que lo mejor sería salir a cortarme el pelo, dejar de pensar que esta espera es real, que algo que nada tiene que ver con el paso del tiempo está sucediendo. Quizá no, quizá solamente esté muriendo en silencio, sin esperar a nadie. Como mi abuela, que murió hace dos meses, había estado esperando que dos de sus nietas y una de sus hijas volvieran de un viaje. Me estoy muriendo, nada más las estaba esperando. Morir debe ser aferrarse a la certeza de que estamos aguardando algo que está a punto de suceder. Quizá la llegada de alguien, quizá su regreso.

jueves, 9 de junio de 2011

Con la mano izquierda

La vi doblarse sobre la banca para seguir escribiendo. La paleta del pupitre habría bastado a cualquier diestro, pero ella sostenía tan hermosamente la pluma con la mano izquierda.

miércoles, 8 de junio de 2011

Breve exordio a La historia del día en que tomé jugo de manzana

Especulaciones, lector, esta es una historia hecha de especulaciones. Qué palabras podrían usarse para hablar de algo que no está, algo que ha ido a parar a otra parte. Qué se hace con todas las palabras que ya no sirven para describir mas que pequeñas cosas o sucesos, conjuntos de formas que aquí y allá van haciendo avanzar el tiempo. Qué palabras si todas han perdido el sonido. Esta, lector, es una historia de especulaciones, de cosas que fueron a perderse más allá. La historia de las cosas que volverían pujando entre cicatrices, la historia de las cosas sin nombre que nos esperan junto a la noche. Especulaciones de tiempo y lugar, de lo que haríamos fuera de aquí, del sabor que tendría el jugo de manzana en la boca de un cuerpo húmedo y sin ropa.

martes, 7 de junio de 2011

Con letras como pena

Las cosas de este mundo sin respuesta. Quiero saber si algo queda de la larga cadena de hechos que se han convertido en días y horas y meses y años, pero la voz no aparece al otro lado de la línea. Entonces escribo, con letras como pena, Llamé, quise decir esto y esto otro, quise preguntar por ella, hoy, a esta hora. Aquí dejo las razones para las que no tengo motivos, aquí para que no desaparezcan, para que en el mundo quede registro de que siempre hubo un lugar para esperar, impacientemente, el todavía.

domingo, 5 de junio de 2011

Un momento después

Decirte que también hay días en que estamos a unos segundos de encontrarnos, apenas un momento después de que nuestras manos puedan tocarse, son días en que estamos un paso más allá de lo que a la vista alcanza. En esos días, cuando apenas puedo no hacer nada, también en esos días quiero decirte que sí.